GASTRONOMÍA DE CUARESMA EN GRANADA
La Cuaresma en Granada es un tiempo litúrgico para los católicos en la que se preparan para la fiesta de la Pascua. Dura 40 días, comenzando oficialmente el miércoles de ceniza (que puede caer en diferentes fechas, pero suele acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo) y finalizando justo antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Para las personas creyentes es un tiempo para reflexionar y estar más cerca de Dios. Además, se caracteriza por la abstinencia de comer carne y por utilizar tres alimentos indispensables: el huevo duro, el pan y el bacalao. Así pues, tenemos varios platos típicos para estas fechas.
Pensando en entrantes, debemos pensar casi obligatoriamente en buñuelos. Los más clásicos son los de bacalao, el pescado rey de estas fechas, ya que era el único que se podía consumir antiguamente en zonas de interior al conservarse en salazón. Aunque con el tiempo se han incorporado otros como los de bonito, los de gambas con verduras, los de merluzas o unos que toman la receta tradicional y suman ingredientes como la patata.
A ellos pueden sumarse albóndigas también hechas con bacalao, ensaladas hechas con legumbres, ensaladillas e incluso tortillas, como la clásica de patata u otras en la que intervengan quizás un poco de atún, merluza… así como también vegetales, siendo frecuentes las espinacas y los pimientos.
Las sopas de ajo son un tipismo indiscutible. Se preparan con agua, caldo, pan habitualmente duro de días anteriores, el necesario ajo, aceite de oliva, una buena cantidad de pimentón, laurel y un huevo escalfado.
Aunque si hay un plato estrella, ese es el potaje de vigilia. Como todo potaje, se trata de un guiso que se hace partiendo de un sofrito, se remoja con un caldo y se cuecen las legumbres, en este caso los garbanzos, hasta tenerlas en su punto. Después, se añade el pescado y los elementos más tradicionales como el huevo duro y las espinacas, sirviendo todo junto de forma que los ingredientes se mezclen en cada plato.
Como no, es también una época para los postres tradicionales. El dulce más típico y que goza de éxito en todo el país, especialmente en Andalucía, es la torrija. La torrija es un postre o receta que en su versión más clásica y tradicional consiste en una rebanada de pan mojada en leche, posteriormente rebozada en huevo y frita en aceite. Finalmente es aderezada con azúcar, aunque esta receta original puede sufrir múltiples variaciones.
¿De dónde viene la torrija? No es una pregunta fácil de contestar, ya que la sencillez de su receta, junto con la pureza de sus ingredientes básicos, nos remonta a tiempos clásicos. De hecho, las primeras referencias que encontramos a este delicioso dulce aparecen, nada más y nada menos, que en un recetario romano del siglo IV o V, claro que entonces no tenía el nombre actual.
Y es que la base de la torrija, es decir, la miga de pan en leche y luego endulzada, puede verse evolucionar a lo largo de la Edad Media, hasta que, ya en el siglo XIV encontramos la primera nota hablando de la torreja, hecha con miel, pan y huevos. Su consumo se recomendaba para las mujeres que acababan de dar a luz, ya que era muy energético y, según se decía, eran buenas para la lactancia. Además, su aporte calórico ayudaba a no desfallecer en este tiempo de abstinencia.
Ahora que estamos recluidos en casa y llega el tiempo de Cuaresma en Granada, la repostería tradicional no es una mala opción como pasatiempo, y por supuesto, para darle una alegría al cuerpo.